El mollete es un pan de harina con ajonjolí, de miga blanda y poco cocido. Se puede tomar con aceite y jamón, o también de una manera más marchenera: con la manteca colorá, que se unta en los desayunos, o bien como no, aceite de oliva virgen extra de los olivares de nuestro término municipal.
La manteca colorá es el resultado de trocear la manteca del cerdo y freírla en el perol para que se vaya deshaciendo, añadiéndole, además, ajo, sal y pimiento molido.
La manteca de cerdo es usada como base de numerosos postres, pero, sobre todo, es el ingrediente primordial de las tortas de manteca. Son unas tortas de finas láminas sólidas de manteca a las que se añade ajonjolí, reinas de la repostería marchenera. Ellas, junto con las tortas de miel que elaboran las familias de pasteleros, fueron galardonadas en 2015 con "El premio Candil de Oro de la Gastronomía".
Tampoco se queda atrás el tradicional bizcocho marchenero, realizado con harina, azúcar y huevo.
Entre los platos típicos sobresalen la sopa de tomate, las espinacas y el cocido marchenero, que lleva garbanzos y habichuelas blancas además de verduras como calabaza, acelgas, etc.
En los dulces destaca la tradición de los conventos. Las monjas mercedarias del convento de San Andrés elaboran, entre otros dulces, los deliciosos lazos de hoja. Las monjas franciscanas clarisas del convento de la Concepción elaboran obleas, frutitas de mazapán con almendra y carne membrillo, amén de otros deliciosos dulces
No debemos olvidar que, en nuestra localidad, disponemos de una gran oferta gastronómica en bares y restaurantes que satisfarán a los paladares más exquisitos.