Marchena disfruta de una de las mayores concentraciones de patrimonio arquitectónico de toda la provincia. Una historia densa y llena de vicisitudes ha dejado en este pueblo huellas indelebles que ni el tiempo ni la desidia han sido, afortunadamente, capaces de borrar y que ofrecen hoy a propios y extraños testimonios artísticos de muy variado origen. La cultura romana, la cultura islámica, el cristianismo, el renacimiento, el barroco, la arquitectura dieciochesca... Todo está presente en sus calles y templos.
Nuestro pueblo atesora riquísimas muestras del mejor patrimonio histórico artístico sevillano y andaluz:
La muralla almohade, las iglesias gótico-mudéjar de Santa María y San Juan, el retablo de Alejo Fernández la custodia de Alfaro, los lienzos de Zurbarán, la escultura de San Miguel de Pedro Roldán, la iglesia de Santa Isabel de Gainza y Hernán Ruiz, la de San Agustín de Zumbigo y Alonso Moreno, la cilla del cabildo de Ambrosio de Figueroa.
Recinto amurallado
Durante el dominio musulmán, "Marssen´Ah", nombre con el que se designaba a la ciudad, fue testigo de un gran desarrollo urbano y cultural. La compleja estructura de los diversos recintos amurallados que componían la cerca de Marchena responde básicamente al paradigma de las ciudades hispano-musulmanas: la cerca principal que determina y cierra el núcleo básico de la ciudad, La Medina. La alcazaba, que defendía el centro del poder político y militar. Los recintos secundarios que cerraban los arrabales, jardines huertos y otros elementos de interés estratégico. Este recinto amurallado en su origen alcanzó una longitud de 2.400 metros aproximadamente.
En la actualidad, la muralla rodea y enmarca el antiguo y medieval Barrio de San Juan, y consta de 35 cubos (tres de ellos, cristianos y circulares y el resto, almohades, con sus almenas y pasillos de ronda).
En este recinto de Marchena encontramos tres tipos de torres: de planta rectangular, poligonal y redondeada. Las puertas en la ciudad musulmana tienen una gran trascendencia, pues dieron lugar, extramuros, a los barrios que han resultado ser el núcleo de la Marchena moderna: San Sebastián y San Miguel. De todas las puertas que componían este recinto amurallado tenemos que destacar principalmente dos: la Puerta de Morón y la Puerta de Sevilla, que actualmente están en perfecto estado de conservación.
La Puerta de Morón
Se trata de una doble puerta cuyo primer vano está separado del segundo por un patio. Todo el conjunto está cerrado por un poderoso y elevado muro y defendido por una torre situada frente a la entrada, en el fondo del patio.
Desde esta posición elevada se podía atacar a los posibles enemigos. La entrada se realiza a través de un arco de herradura apuntado, construido con sillería, que define un airoso alfil rehundido. Actualmente, este edificio alberga en su interior "COLECCIÓN ESCULTÓRICA DE LORENZO COULLAUT VALERA" por una de sus puertas y por la otra da entrada a la oficina de turismo.
La Puerta de Sevilla (Arco de la Rosa)
Es una puerta en quiebro y cumple todos los requisitos que recomendaba Vitrubio. Dado que es muy escaso el número de puertas hispanomusulmanas que lo cumplen, hay que considerarla una excepción. De ahí que su cronología sea distinta a la de la Puerta de Morón.
Sobre la clave del arco aparece el emblema de la familia "Colonna" coronando el escudo ducal. Responde a una reconstrucción hacia 1430. Esta puerta, también denominada Arco de la Rosa, es uno de los monumentos mas emblemáticos de Marchena.
El Tiro de Santa María
La primitiva alcazaba islámica fue convertida en palacio, sede de una de las casas nobiliarias más importantes de la baja Edad Media y Moderna, al servicio de los Duque de Arcos.
Los accesos primitivos del alcázar, claramente identificados, debieron ser los del Arco del Tiro de Santa María, que daba entrada al patio, precisamente el muro posterior de Santa María. Su propio campanario está cimentado sobre un torreón macizo.
Puerta de Carmona (Torre octogonal)
Adosada a la torre poligonal o Torre del Oro, se abre hoy con un solo vano que comunicaba directamente con el alcázar.
Es una puerta con acceso directo, defendida por una potente torre poligonal, situada a la derecha; en contra de la práctica vitrubiana, lo que nos documenta su carácter claramente islámico. Su arco de entrada debía ser de herradura. Podría ser una de las puertas más primitivas del recinto.
La plaza Ducal
La plaza, en las ciudades españolas del Antiguo Régimen, tiene una función especial: lugar de representación del poder político, lugar de celebración de los actos civiles y religiosos, mercados y sedes de las notarias. Nuestra Plaza Ducal fue plaza de armas del castillo. Durante siglos fue el pulmón de la ciudad al estar situada cerca de palacio y albergar el concejo de la villa. En ella solían celebrarse fiestas, representaciones "corral de comedias" y sobre todo, corridas de toros. Actualmente el Viernes Santo tiene lugar en ella la celebración religiosa del "Mandato".
La plaza es de planta rectangular con ingreso mediante arcos. Posee viviendas de tres y cuatro pisos. En un frontal se encuentra el edificio de Antiguas Casas Capitulares o Ayuntamiento, cuyas obras fueron finalizadas en 1713. Alonso Moreno es el artífice de esta obra, al igual que del resto de la plaza. Nos presenta un edificio de grandes proporciones, severo en su fisonomía y decoración.
De la obra de este arquitecto tan sólo se conserva la fachada y primera crujía. Se trata, en definitiva, de una obra importante que vino a completar las reformas emprendidas por el Duque D. Joaquín Ponce de León en el conjunto de la plaza y que refleja el camino de la arquitectura civil en Marchena a principios del siglo XVIII. La historia de la localidad queda unida irremisiblemente, desde el siglo XIV hasta finales del siglo XVIII, al estado de Arcos. Y puede afirmarse que la monumentalidad de ciertos edificios responde a la magnificencia y patronazgo de dichos señores.
Las fundaciones religiosas fueron numerosas y desproporcionadas en relación con la escasa población de la ciudad. Sus iglesias servían de panteones, dependencias de la Casa Ducal. Durante el período de la Casa Ducal, Marchena quedó convertida en una pequeña corte de influencia política y fundamentalmente, el porcentaje mayor de fundaciones tiene cariz eminentemente religioso (exceptuando el palacio). Esta situación es producto de la mentalidad de aquella época.