Mucho más que siete días
La vivencia de la Semana Santa, como ya hemos apuntado, no se circunscribe a siete días. Podriamos decir que el calendario cofrade de Marchena se inicia nada más concluir la Navidad.
Es cuando se intensifican los sones de las bandas, que apresuran sus ensayos y se quema incienso por doquier, olor primero de una incipiente Cuaresma. Olor que nos llega mucho antes de que en los naranjos de nuestras calles y plazas comiencen a blanquear con el perfumado azahar, mientras que las marchas procesionales sirven de banda sonora en tertulias y reuniones, días que las tablillas de los bares cobran un papel principal y se descuenta con verdadera pasión los días que faltan para un acontecimiento que acelera el pulso de los marcheneros.
Con la Candelaria, la Purificación de la Virgen, fiesta religiosa que conmemora la Presentación de Jesús en el templo, que incluye el rito de bendición y procesión de las candelas, existe un antes y un después en el devenir cotidiano que, poco a poco, caminan hacia los días señalados.
Ya en Cuaresma, los cultos de las Hermandades se suceden desde el Miércoles de Ceniza, aldabonazo que abre el arca de la nueva estación. Durante esos días todo es un trajín intenso de preparativos, Vías Crucis en las capillas, los que celebran el Santo Entierro y la Vera Cruz por la collación de San Juan.
Así como otros cultos y ceremoniales cofraderos, limpieza de enseres, las igualás, los ensayos de costaleros, las “mudás”, los traslados de las imágenes a los pasos, los últimos retoques a las canastillas, preparar la cera..., al tiempo que se presentan los carteles que serán embajadores de una tradición y la devoción de todo un pueblo.
Y qué decir de nuestras bandas que ultiman las marchas montadas en el ultimo año, para que el sonido sepa acallar el llanto de una Madre que amargamente irá detrás de su Hijo o los sones templados de los tambores y agudos de las cornetas, tan característicos de la Semana Santa andaluza.
Nuestra localidad puede y debe presumir de sus músicos; tres bandas de cornetas y tambores, la de la Hermandad de la Borriquita, de la Humildad y la Centuria Romana de Ntro. P. Jesús. Una agrupación musical, la de la Hermandad del Dulce Nombre junto a las Bandas de Música Castillo de la Mota y Villa de Marchena que ha conseguido ser en su trayectoria una magnífica cantera de estudiosos y estudiantes de la música no sólo de Semana Santa.
Marchena cuenta también en su calendario con dos momentos para la glosa poética y la exaltación.
Por un lado el Pregón de Semana Santa que se celebra el Domingo de Pasión, su organización, elección del pregonero, etc. es uno de los cometidos del Consejo General de Hermandades y Cofradías, institución aglutinadora de las Hermandades, uno de los más antiguos de la Archidiocesis, que se aproxima a los 40 años de existencia.
Y por otro lado, un pregón que parte en la década de los 90 de la Tertulia Cofrade El llamador, y que da la oportunidad a los jóvenes para contar sus vivencias y su forma de ver nuestra Semana Mayor. Es, el pregón juvenil, cantera cofrade de nuevos pregoneros y acto en el que se hace entrega de el llamador de plata, galardón instituido por la misma tertulia y que premia la labor de particulares y colectivos en nuestra Semana Grande. También, de igual forma los actos que principalmente durante la Cuaresma, organizan otras tertulias ofreciendo una apretada agenda de posibilidades y de sensaciones cofrades, junto a esta Tertulia otras de más reciente creación que organizan cada año actos que reconocen y ponen en valor nuestra tradición más arraigada.
Acabando la Cuaresma llega el Viernes de Dolores. Marchena es otra. Los hermanos se dan cita en sus correspondientes sedes canónicas para proceder con una tradición propia, que han forjado y que conservan con una total meticulosidad. El besapié de Ntro. Padre Jesús precedido de Santa Misa, los traslados de las imágenes del Señor de la Vera-Cruz desde su altar a su paso y el Sermón de las Siete Palabras con traslado del Santísimo Cristo de San Pedro, a los sones de la capilla musical, quintas y sextas, como intervalos meditativos, un acto intimo de la Hermandad que tiene su raíz en el ejercicio de las Tres Horas de Agonía de Nuestro Señor; función de Instituto en Santa María y en Santa Clara.
Cerrada la hoja del Viernes de Dolores, todo está preparado, todo está en su sitio, esperando con verdadera inquietud los momentos de las salidas de nuestras Hermandades. Culmina así una jornada señera en el calendario sentimental de los marcheneros.