Marchena, un patrimonio al descubierto

Arquitectura religiosa (Conventos)

Parroquia de San Juan Bautista

La Iglesia de San Juan Bautista es un edificio de finales del s. XV declarado bien de interés cultural en 1931. Su estilo es gótico-mudéjar con planta Basilical. Posee tres puertas que dan acceso a cinco naves. Las tres centrales, sus alfarjes y cabeceras confirman su carácter mudéjar. Las naves colaterales, el altar mayor y el del Sagrario el estilo Gótico.

El retablo mayor es uno de los mejores ejemplos del Gótico Sevillano del primer tercio del siglo XVI con tablas y esculturas de los grandes maestros del Retablo Mayor de la catedral de Sevilla, Alejo y Jorge Fernández. El retablo del Sagrario, realizado 20 años más tarde (1557) es obra de Roque Balduque.

Su coro Barroco (1715-17) presenta una sillería finalmente tallada en maderas nobles de cedro, ciprés y caoba manifiesta los recursos estilísticos y técnicos de Jerónimo de Balbas -en diseño- y Juan de Valencia en ejecución.

A ambos lados se aprecian dos monumentales órganos, uno barroco (1675) y otro Neoclásico (1802).

Se pueden contemplar por todo el templo obras de artistas como Pedro de Mena, Francisco de Oviedo, Juan de Mesa, Vasco Pereira...

De las piezas de orfebrería cabría destacar la custodia de Francisco de Alfaro, de plata dorada de 1575, que sale en procesión el día del Corpus Christi.

Colección de la Parroquia de San Juan

La Iglesia de San Juan es un templo consagrado a la Degollación de San Juan Bautista. Es monumento Histórico Artístico y posee obras de gran interés, por lo que fue declarado como Bien de Interés Cultural el 3 de junio de 1931.

Su construcción se desarrolla durante el siglo XV. En 1490 ya se habían terminado la nave central y las dos laterales. Posteriormente, en el siglo XVI se amplía a cinco naves. Es de estilo gótico-mudéjar y fue construida a dos aguas con el exterior de tejas y el interior de artesonado mudéjar.

La Sacristía original de la iglesia, de planta rectangular, es ampliada en el primer tercio del s. XVII y es la propia parroquia la que, en 1634, realiza el encargo de nueve lienzos para la decoración de dicha Sacristía al pintor extremeño Francisco de Zurbarán, coincidiendo con su estancia en Sevilla realizando unos trabajos para la capital hispalense.

Dichos lienzos forman una de las joyas que posee esta Iglesia, la Colección Parroquial de Zurbarán.

La colección fue entregada en 1637 y está compuesta por nueve cuadros: Crucificado, Inmaculada, San Juan Bautista y medio Apostolado (San Pedro, San Andrés, San Bartolomé, San Pablo, Santiago el Mayor y San Juan Evangelista). Posee un marcado tenebrismo y constituye una de las series pictóricas barrocas en las que más destaca la mano del artista de Fuente de Cantos, especialmente en la Inmaculada, el Crucificado y San Bartolomé.

La primera atrae el interés de especialistas por su singularidad y movimiento, así como el paisaje místico-simbólico del fondo. El Crucificado resalta por su estudio de la luz del eclipse que hace destacar la figura de Cristo sobre el fondo negro del lienzo así como el minucioso trabajo del blanco paño de pureza.

San Bartolomé destaca por los pliegues, textura y caída de las telas. Todas estas son razones por las que han participado en exposiciones nacionales e internacionales tales como las de Nueva York, Paris, Atenas y Madrid entre otros.

Parroquia de San Sebastián

La actual Iglesia de San Sebastián se levantó en el siglo XVIII, tras el derribo del templo anterior que se encontraba en estado ruinoso debido al terremoto de Lisboa de 1775. Fue trazada por Pedro de Silva y ejecutada por alarifes locales, inaugurándose el nuevo edificio en 1778.

Fue construida en descampado, fuera del recinto amurallado y, probablemente, fue una ermita bajo la advocación del patrono de Marchena.

Su interior es de tres naves de la misma longitud y la techumbre aún conserva parte de la forja del artesonado de par e hilera de estilo mudéjar.

El retablo principal es barroco, de mediados del siglo XVIII.

La hornacina principal alberga una escultura del patrón, San Sebastián, del s. XVI.

La puerta de acceso a la Iglesia se abre en el muro izquierdo y está fechada en 1823.

A los pies de la Iglesia se levanta una torre del siglo XVI de ladrillo, con dos cuerpos y chapitel decorado con azulejos.

En las naves laterales, podemos contemplar diferentes retablos barrocos entre los que destacamos el altar de cabecera del muro izquierdo en cuya hornacina principal aparece una escultura del niño Jesús, de vestir, con atributos de la pasión que data del s. XVI. Esa imagen forma parte de la Hermandad del Dulce Nombre de Jesús y sale en procesión el Jueves Santo por la tarde.

En la nave del evangelio está la antigua capilla de la Caridad, fundada en 1650 y que fue añadida a la Iglesia en la segunda mitad del s. XVIII.

Fue diseñada por Ambrosio de Figueroa y su tramo circular se cubre con una bella cúpula. Preside este sagrario un altar de cerámica, moderno, con imágenes de la misma

Las ricas yeserías que decoraban su interior se destruyeron con el incendio que sufrió en 1932.

Este edificio es uno de los ejemplos más singulares de la arquitectura andaluza por su extremado barroquismo.

Parroquia de San Miguel

La Iglesia San Miguel surgió como una ermita dedicada a la advocación del Arcángel y se encuentra situada en lo que eran los arrabales de la ciudad.

Es un edificio construido en ladrillo, con tres naves, de tres tramos cada una separadas por pilares cruciformes que sostienen arcos apuntados.

La Iglesia tiene un núcleo mudéjar que ha sufrido reformas posteriores, sobre todo el siglo XVIII, del que datan las capillas laterales del coro.

El retablo mayor es de madera tallada sin dorar, de estilo Rococó, realizado en la segunda mitad del siglo XVIII. La imagen principal es de una escultura de San Miguel, ejecutada por Pedro Roldán en 1657.

En la nave izquierda, se abre la capilla dedicada a la Virgen de los Remedios, cuyo retablo fue hecho en 1770.

En la misma nave se sitúa la capilla del Sagrario, con una cúpula profusamente decorada. En la hornacina central del retablo podemos contemplar una escultura muy venerada de Jesús Nazareno.

El conjunto se puede datar a mediados del siglo XVIII.

En los laterales hay dos retablos de hornacina, con columnas salomónicas de principios del siglo XVIII, conteniendo el de la derecha una imagen de la Virgen de las Lágrimas, de escuela Granadina, algo posterior al retablo y, a la izquierda, una figura de San Juan Evangelista más moderna. Todas las imágenes salen en procesión el Viernes Santo.

La techumbre del templo tiene influencia mudéjar ya que posee artesonado de par e hilera.

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