Marchena, un patrimonio al descubierto

Arquitectura civil

Casas Consistoriales/Plaza Ducal

La plaza, en las ciudades españolas del Antiguo Régimen, tiene una función especial de:

  • Lugar de representación del poder político.
  • Lugar de celebración de los actos civiles y religiosos.
  • Mercados y sedes de las notarías.

Nuestra Plaza Ducal fue plaza de armas del castillo. Durante siglos fue el pulmón de la ciudad al estar situada cerca de palacio y albergar el concejo de la villa.

Actualmente, el Viernes Santo tiene lugar en ella la celebración religiosa del "Mandato".

La plaza es de planta rectangular con ingreso mediante arcos.

Posee viviendas de tres y cuatro pisos. En un frontal se encuentra el edificio de las antiguas Casas Capitulares o Ayuntamiento, cuyas obras fueron finalizadas en 1713.

Alonso Moreno es el artífice de esta obra, al igual que del resto de la plaza. Nos presenta un edificio de grandes proporciones, severo en su fisonomía y decoración. De la obra de este arquitecto tan sólo se conserva la fachada y primera crujía. Se trata en definitiva de una obra importante que vino a completar las reformas emprendidas por el Duque D. Joaquín Ponce de León en el conjunto de la plaza y que refleja el camino de la arquitectura civil en Marchena a principios del siglo XVIII.

La historia de la localidad queda unida, irremisiblemente, desde el siglo XIV hasta finales del siglo XVIII, al estado de Arcos. Y puede afirmarse que la monumentalidad de ciertos edificios responde a la magnificencia y patronazgo de dichos señores. Las fundaciones religiosas fueron numerosas en relación con la escasa población de la ciudad. Sus iglesias servían de panteones y dependencias de la casa Ducal.

Durante el período Ducal, Marchena quedó convertida en una pequeña corte de influencia política y, fundamentalmente, el porcentaje mayor de fundaciones tiene cariz eminentemente religioso (exceptuando el palacio).

Presenta fachada de tres plantas y un sistema de vanos y balcones corridos que acentúan su uso ceremonial.

Se tiene noticias de su existencia desde el año 1528.

En ella solían celebrarse fiestas, funerales, representaciones "Corral de las comedias" y, sobre todo, corridas de toros.

El trazado actual se debe al Señor de Marchena, D. Joaquín Ponce de León (VII Duque de Arcos), quien a principios del Siglo XVIII encarga al arquitecto madrileño Alonso Moreno, la reedificación de la plaza y la construcción de las casas capitulares o ayuntamiento viejo cuyas obras finalizaron en 1713.

La Plaza Mayor poseía en su frente norte el Palacio Ducal.

Al sur las casas consistoriales, en el testero oriental estaba, el convento de los Capuchinos fundados por los duques en el año 1651.

En el resto de la Plaza se levantaban viviendas de cuatro plantas, en su mayoría, conservadas en la actualidad.

La Plaza Ducal conserva aún el sentido simbólico que tenía, pues actualmente tiene lugar el Viernes Santo una popular representación plástica de la Pasión de Jesucristo conocida como el "Mandato" llevada a cabo por la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno.

Recinto de Palacio Ducal

Estamos en el recinto del Palacio Ducal o Castillo de la Mota, antiguo solar del Alcázar de la Medina Islámica, situado en un extremo de la villa, en la cota más elevada y mejor defendida, rodeado de un perímetro amurallado independiente.

Se accedía por la Puerta del Tiro dando paso a una gran portada gótica, ubicada hoy en los jardines de los Reales Alcázares de Sevilla, que daba acceso a un patio de montería con columnas y arcos de medio punto.

La zona noble y residencial se hallaba a la derecha de la entrada, aquí se instalaron los Reyes Católicos en 1485 junto a don Rodrigo Ponce de León, I Marqués de Cádiz para tratar operaciones militares contra Granada. También tenía una fachada mirador que se abría a la Plaza Ducal. A partir del siglo XVI se remodeló el castillo convirtiéndolo primero en palacio renacentista y posteriormente barroco, siendo residencia habitual de la familia Ponce de León (Duques de Arcos).

Testigos del antiguo esplendor son la iglesia de Santa María de la Mota y el convento de la Concepción.

Casa Fábrica

La Casa de Fábrica es una obra arquitectónica encargada por el Arzobispo de Sevilla al maestro mayor Ambrosio de Figueroa en el siglo XVIII con el fin de que la iglesia parroquial de San Juan dispusiera de un lugar donde guardar sus enseres y almacenar sus granos y con ello, engrandecer el aspecto urbanístico de la plaza de la Iglesia Matriz de San Juan Bautista.

El edificio pertenecía a la parroquia, prueba de ello es la Cruz de San Juan que se conserva en la puerta principal, donde se atesoran los interesantes libros de fábrica.

El proceso constructivo se prolongó durante bastante tiempo, lo que permitió la participación de otros maestros mayores sevillanos y alarifes marcheneros, aunque se respetó el proyecto de Figueroa, sobre todo en lo que concierne a la fachada.

Actualmente, se conserva la primera crujía y la zona alrededor del patio.

La fachada es lo más interesante del conjunto, se compone de dos plantas. Se contempla con un friso con triglifos.

Posee dos puertas, una pequeña, adintelada que da acceso a un pequeño patio con claustro y la principal que se articula mediante dos pilastras dóricas de ladrillos y un arco rebajado con ménsula en la clave.

La cubierta es a dos aguas.

Deben destacarse los patios interiores y los artesonados de las salas de la planta alta.

A finales del S. XX, este edificio monumental se restauró y se convirtió en la casa de la cultura de la villa, de tal modo, que hoy en día es la sede del Archivo Municipal de Marchena, archivo de protocolo Notariales y de la biblioteca Pública Municipal, se conservan legajos desde 1492.

Casa Palacio Santa Teresa (Calle San Pedro)

Esta casa palacio constituye uno de los ejemplos más notables de casa palacio en Marchena, fue construida en el siglo XVIII.

Destaca en su fachada la portada de ladrillo adintelado, el balcón esquinado con cierro, así como el doble orden de ventanas, siendo las inferiores más interesantes y repitiéndose en ellas la cornisa ondulada, las superiores, con cierros al exterior, se encuentran flanqueadas por pilastras de ladrillo.

Tras la portada principal se accede al zaguán que posee dos interesantes puertas de madera, de peinacería moldurada.

Pasando al interior, encontramos la escalera de dos arranques y triple arquería sobre columnas de orden toscano, aunándose ésta en un rellano desde el cual podemos admirar una bella cúpula de forma ovalada sobre pechinas con decoración muy interesante.

En esta escalera podríamos resaltar también una buena colección de azulejos del XVIII procedentes de Triana. A través de un pequeño pasillo, a los pies de la escalera se accede al patio de pequeñas y elegantes proporciones, es de planta cuadrada, con arcos de medio punto sobre columnas toscanas.

Alrededor del patio, tanto en la planta baja como en la alta, se abren las distintas habitaciones.

Un elemento que sobresale es la pequeña capilla situada en el ala Oeste, consta de una nave cubierta con bóvedas de aristas, en cuyo ábside se levanta un retablo de mármol que cobija en su hornacina central una escultura de la virgen que recuerda en forma y estilo a los seguidores

San Jerónimo

El colegio de San Jerónimo lo funda el licenciado Gonzalo Fernández en 1609, que manda instituir y fundar un colegio bajo la advocación de San Jerónimo para que estudiasen colegiales pobres. La enseñanza se puso en manos de los jesuitas del vecino colegio de la Encarnación que impartían clases de Artes y Moral. 10 años después de la muerte del fundador, en 1619, el arquitecto y religioso jesuita Pedro Sánchez fue requerido para dar las trazas y condiciones para la construcciones del colegio de San Jerónimo.

El colegio tenía planta trapezoidal, poseía dos fachadas principales:

La de acceso a la capilla, aún puede verse en la calle Compañía, posee vano de acceso adintelado que queda flanqueado por columnas toscanas.

La principal, que daba a la plaza de San Andrés hoy desmontada era adinteladad, con pilastras toscanas a los lados, quedaba rematada por un frontón curvo, roto al centro para albergar la imagen de San Jerónimo en una hornacina. Esta hornacina a su vez quedaba rematada por otro frontón de las mismas características y escudo heráldico en el centro.

Interiormente el inmueble poseía 4 crujías con un patio central sobre pilares y dos plantas de altura. Las crujías inferiores aún conservadas, muestran bóvedas de cañon con lunetos como cubiertas. Los vanos del patio son todos adintelados presentado las ventanas del primer piso, orejetas entre pilastras toscanas.

Desde su fundación y hasta la expulsion de los jesuitas en 1774 sirvió como colegio como fue voluntad de su fundador. Desde esa fecha conforme a las clausas testamentarias se destino para hospital de enfermos de bubas e incurables, así permaneció hasta 1822 en que se unió a otro de los hospitales de la villa, el de la Misericordia confirmándose la unión en 1848 pasando al edificio conocido como “el hospital” en el cruce de calle Santa Clara y Milagrosa. Entre 1850 -1975 se tienen noticias de albergar esporádicamente escuela, habitaciones para maestros, el edificio terminará siendo casa de vecinos y carpintería hasta que se decrete su derrumbe parcial en la década de los 70 del pasado siglo.

Actualmente y tras su parcial restauración alberga servicios sociales y culturales del Ayuntamiento.

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